martes, 4 de mayo de 2010

Marisma Solemnidad (Acto I)



Entre cuatro paredes y un ventanal semioscuro

Disperso, sentado ando tan dentro de mi sumergido,

y fuera se expande el oscuro manto

con sonidos de eco con el viento susurrando.

Mis alas me cobijan donde su calor me van resguardando

mi piel se torna de un color dulce y amargoso rosado

recíprocamente mis venas también van cambiando

bajo el latir donde tu corazón umbilicalmente fluye bombeando.

Noto como el primigenio del tiempo lucha con nostro cielo

me voy desangrando con estigmas de levitación y ensoñando,

inquisitorial espera, tan bendita, es la tatuada razón donde me alzo

sin temor a sus sólidas tinieblas cuando llegue el momento de divisarte invocado.

Entrecierro mis ojos, me dejo llevar el alma en cada latido

mi lengua segrega savia ensoñandote,

deseo sublime de morirme en cada surco tuyo, tan mío succionándote.

Se traspasa el aire teñido de mis expiraciones y susurrantes suspiros

devorando todo el vacío alrededor que encuentra en su camino

hacia donde tu estás y tu paladar saborea ensoñando nostro sabor enlazado;

Los elementos de la plenitud abarcan el infinito sentir

se emergen mis sentimientos hiedrados a la sinrazón por ti

bendita locura que me hace sentir el sublime latir,

tatuando mis adentros el inmortal vivir.

Repentino fue el momento, se abrió la boca de mi catedral

entre silencio de palabras me llené de perplejidad,

bajo los disipados olores de incienso de mi integridad

mis ojos visionaron a mi alma renovada impregnada de marisma solemnidad.

Ay, marisma impregnada como la atmósfera de llenanza de mi catedral interior donde absolutamente sólo Tú puedes ser, estar y habitar en cada rincón.

Oh sí, donde absolutamente sólo Toda Tú, estás...

Impregnando de esencial fragancia mi catedral

Se refleja mi alma invocada de marisma solemnidad.