Entre cuatro paredes y un ventanal semioscuro
Disperso, sentado ando tan dentro de mi sumergido,
y fuera se expande el oscuro manto
con sonidos de eco con el viento susurrando.
Mis alas me cobijan donde su calor me van resguardando
mi piel se torna de un color dulce y amargoso rosado
recíprocamente mis venas también van cambiando
bajo el latir donde tu corazón umbilicalmente fluye bombeando.
Noto como el primigenio del tiempo lucha con nostro cielo
me voy desangrando con estigmas de levitación y ensoñando,
inquisitorial espera, tan bendita, es la tatuada razón donde me alzo
sin temor a sus sólidas tinieblas cuando llegue el momento de divisarte invocado.
Entrecierro mis ojos, me dejo llevar el alma en cada latido
mi lengua segrega savia ensoñandote,
deseo sublime de morirme en cada surco tuyo, tan mío succionándote.
Se traspasa el aire teñido de mis expiraciones y susurrantes suspiros
devorando todo el vacío alrededor que encuentra en su camino
hacia donde tu estás y tu paladar saborea ensoñando nostro sabor enlazado;
Los elementos de la plenitud abarcan el infinito sentir
se emergen mis sentimientos hiedrados a la sinrazón por ti
bendita locura que me hace sentir el sublime latir,
tatuando mis adentros el inmortal vivir.
Repentino fue el momento, se abrió la boca de mi catedral
entre silencio de palabras me llené de perplejidad,
bajo los disipados olores de incienso de mi integridad
mis ojos visionaron a mi alma renovada impregnada de marisma solemnidad.
Ay, marisma impregnada como la atmósfera de llenanza de mi catedral interior donde absolutamente sólo Tú puedes ser, estar y habitar en cada rincón.
Oh sí, donde absolutamente sólo Toda Tú, estás...
Impregnando de esencial fragancia mi catedral
Se refleja mi alma invocada de marisma solemnidad.