miércoles, 5 de mayo de 2010

Marisma Solemnidad (Acto II)



Y al paso del detenido tiempo entre los olores del incienso de mi integridad,

mi alma impregnada me abrazaba sintiendo el- mi propio calor

tan mezclado con el frío de la divina escarcha que recorre mis sentidos,

con las inmensas ganas de dejarme llevar entre tus cobijos.

Acercó su cara provocando que mis ojos abrieran desde lo entrecerrado,

reconquistándome como una hiedra creciente por mis surcos estancados,

sentí la palpitante presencia de sus centellantes manos

posarse como estaca ardiente en mi corazón ido de amor por ti ensimismado,

dejándome llevar corporalmente con la sensación de fragilidad entre tus manos.

Sus palabras interactuaban al unísono de los acelerados latidos de mi corazón

que se bañaban en elevada y sublime levitación fluyendo sangre de absoluto sabor;

derramo estigmas de pasión, de deseo sin freno bajo latidos constantes,

en todo mi alrededor cayendo gotas de esencia de pasión;

en el amor no existe un lenguaje más que la inmortal e umbilical transmisión.

Ahí sumido y sometido ante su mirada de frente me reflejé

con movimiento de vaivén al unísono de mi intenso latir que me embriaga

divisé la intensidad de la llama que nunca se extingue , que nunca se apaga,

que siempre permanece y como Nostra Unidad existe.

Mi alma con su luz me bañaba entre delirios y rumores de bruma marisma

cada gota contenía una fragancia de sentimientos que a mi corazón encallaba

invadiéndome de tu pura esencia latente en ramales de venas renovadas

y estremeciendo mi levitado ser, invadido por el eco callado, susurraba:

– “Te hallas en el umbral de la felicidad ensoñada,

al unísono y tan umbilical reconquistas en cada aliento sin cesar

el espacio del cielo, tan vuestro, tan único, tan umbilical,

bajo el sentir de la esencia inmortal para ser y estar”.

“Es tan único el caminar hacia un sentido con tal virgen experiencia,

unidos en dos corazones y un único latir: la Unidad de la viva existencia”.

“son sublimes las ilimitaciones que me inundan de marisma solemnidad

donde ésta alma, tan tuya como suya, tan constante se sumerge hacia lo más hondo de vuestros sentimientos más profundos de incalculable fin”.

“El instante más supremo es sentirme poseída de su sentir puro,

reconquistarme bajo lo recíproco de un latir constante,

rescatarme de mi sueño mortuorio, despertarme de mi letargo invierno

cuando invocó su existencia marisma de mis profundos sueños”.

“Fue como un estigma de sentir puro, una punzada al mismísimo corazón

que entrelazado con los sentimientos tatuaron en mi…

la autenticidad absoluta tan rezada como ensoñada:

la llenanza de sentir la vida deseada para ser y estar”.

-“Y así te lo susurro frente a tus iriscentes ojos,

así te lo confirmo enredado entre tus ramales venas palpitantes,

así me demuestro con la viveza constante en tu catedral,

respiro su atmósfera con cirios que resplandece tu centellez vida inmortal,

así te confirmo como me calma la sed de amarla cada vez más,

bajo tu mirada expectante, te baño cada surco tuyo, tan suyo,

de marisma solemne que en cada segundo me reflejo con su amar”.

Entonces entrecierro mis ojos y me dejo llevar

alzo mis alas y la dejo en mí profundere ser penetrar

abro mis costillas, se estira mi espina dorsal y la invito a entrar

invadiendo cada latido confirmando sus susurrantes palabras

como en mi, toma forma enrevesada entre mis venas renovadas

reconquistando mis sentimientos impregnados de esencia fragancia

y al unísono del único latir, la oigo gritar como susurrante eco en mi catedral:

Siento luego existes