jueves, 23 de julio de 2009

Aquella Que Quiero Nombrarla Siempre- Crepúsculo del XXIII Y Nacimiento del XXIV


Entrecerré los ojos mientras recapitulaba mis propios

momentos, que inundación de sabor,
de plenitud, de recibimiento absoluto rigen cada
pensamiento al rememorar cada segundo
compartido y actualmente sigo umbilicalmente
compartiendo desde la esencia de un cielo
tan único como ensoñadamente verdadero.
Noto como me encuentro entre

una hoguera de fuego fatuo, que sin cesar
inclina las llamas bailando al son de la melodía
de mis latidos como si fueran olas que vuelven
y van, abrazados lleno de humedad
de la marea provocada por el mar..
ese mar tan bálsamo,
tan claro, tan trasparente, tan limpio,
tan eterno.
¿Eterno? Que palabra más buscada
inconscientemente, entre realidades y sueños,
entre diccionarios y archivos,
entre alegrías y tristezas, entre pensamientos
y sentidos,
entre profundidades y elevaciones..
Donde para algunos seres
y almas es la capacidad total de la plenitud,
para otros la fuente de la juventud y para mi…
para mi no es más que la esencia perpetua
que te hace sentirte vivo.
Y porque recapitulo ahora?

Pensarán mis más preciados cuatro elementos,
ellos están conmigo alrededor de este fuego fatuo..
el viento me hace resonar entre mis adentros oídos
una melodía como si con un laúd marcara
la más bella nota jamás oída..
que ni las sirenas que encantaban a los
mas solitarios marineros
en la antigüedad lo superarían.
El fuego está en mi tan constante donde el frio
no hace presencia desde que mi alma sintiera
la plenitud de una esencia tan pura
que me comenzó a cobijar
Aquella Que Quiero Nombrarla Siempre

en su ser tan umbilical.
Agua siempre me acompaña
bajo una balsa de olas tranquilizadoras
que a mi profundere alma
se deja llevar su marea
inundándola de llenanza infinita.
Me he parado en la orilla en mis momentos
con los cirios oliendo a su perfume mar
contando las olas tantas veces
como mi latir contante y
eso solo significa ver y no mirar la dimensión
de un sentir tan infinito que supera cualquier
dimensión del océano de este mundo..
ese agua, tan bendita, como mar oceánico
donde surgió..marca el infinito
de mi sentir queriendo.
Tierra es la fluidez de mi raíz,
tan umbilical que me hace crecer cada dia
ante las adversidades de la marabunta
y la tranquilidad de percibir el alimento
en forma de savia con ese aroma
y dulce sabor tan absoluto.
Fortaleza de mis pasos donde avanzo
que al unísono marca el lugar donde siempre está
Aquella Que Quiero Nombrarla Siempre.
Y allí entre la penumbra, entre halos de luz

incandescentes, entre la melodía, entre el susurro,
entre calor,entre humedades tranquilizadoras
ensueño recapitulando como fue aquel momento
que mi historia marcó tatuándome
cada segundo la fragancia expirada por
Aquella Que Quiero Nombrarla Siempre

desatándome las alas que apresaban
mi vivir en la catedral de mi profundo ser
y como apagó las velas de mis cirios que poco
alumbraban mi cripta
y como mi felicidad se llenaba de hacer feliz
a la marabunta por mis palabras que dictaban mis dedos
y pacientemente mi realidad ensoñada
no llegaba pero existía.
 
Y llegó, rezos confirmados bajo la aceleración

del corazón,
y llegó, tan susurrante como mis oraciones al
Primigenio del Tiempo,
secundado por el amo del segundero.
Mi corazón late mucho mas deprisa aún ahora, cuando
menciono su nombre,
pero más aún revolotean como ávidos cuervos mezclados
con las blancas palomas de la pureza todos
mis sentimientos al unísono,
Aquella Que Quiero Nombrarla Siempre,
sublime su nombre por los siglos de los siglos para todo
mi profundo ser.
Mi catedral estaba ubicada en un umbral solitario,

su interior olía a incienso quemado que regeneraba
la atmosfera entre un mundo de intersecciones,
bueno más bien sería mejor dicho,
mi mundo: la burbuja de ser yo mismo,
la búsqueda de ser quien soy.
He respirado alientos de los no muertos

y he despertado ilusiones en los que se creen vivos
que tan superficialmente me sentía satisfecho
pero..pleno? la plenitud es un constante latir
en el vivir queriendo
desde el amanecer hasta el anochecer bañado
en los sueños que se convierte en realidad
cuando despiertas bajo la misma esencia,
esencia que crece, que aumenta, que alimenta,
que respira, no es mas que la autenticidad
de lo absoluto, la belleza que se mira
y el sentir pleno de cada segundo.
Dos palabras las define como sentir
el aliento de la gloria del mismo cielo:
SENTIR ABSOLUTO.
Mi umbral tenía una puerta perceptiva abierta

para quien deseara entrar
y todo cambió cuando mi percepción fue despertada
por el susurro inconmensurable de mis sentimientos..
me abrazaron, me susurraron, me despertaron,
me hablaron, me sentí como el choque de una piedra
contra una balsa de agua tranquila,
como un bigbang en medio de una constelación,
como la irrupción de un volcán en mi interior,
como la caída libre de un ser sin alas…
una colosal sensación de fuegos luciendo
mi cielo oscuro y silencioso.
Sublime, colosal, excitación…
Aquella Que Quiero Nombrarla Siempre 

penetraba en mi interior,
oliendo mi atmosfera que alentaba mi ser,
viendo poco a poco las melodías de mi catedral,
inundándose de mis palabras
que mis dedos dictaban al son de mi corazón
y me encantaba que así fuera pues su presencia
fue invocada por mis sentidos viéndola como nadie
pues la marabunta la miraban, mientras yo la veía.
Cuando entraba en mi umbral, la fragancia me apresaba

como caricias que me elevaban,
mis cirios eran de un color verde
marcado por la abundancia,
las columnas de mi cripta las sentía más barrocas
que nunca y como sentía que mi ser
no estaba solo pues la soledad que me alentaba
se iba borrando, disipándose como la bruma
en una costa cerrada
dejando paso a la luz que como un reloj de arena
va inundando su parte..
a mi profundere ser me iluminaba.
Fluía mi sangre en cada surco de mi ser,
notaba que mis latidos procedían de otro corazón
que no era el mío,
que mi respirar era aliento de pureza infinita,
que mi sabor labial permanecía
en mi paladar de constante sabor..
y todas estas sensaciones me elevaban poco a poco,
alimentando a mi alma toda su sed.
Me sentía vivo cuando regresaba.
Ensoñaba cuando las fauces de la oscuridad llamaba al día,

entre la luna y el brillo de las constelaciones jugaban
bajo el silencio murmurante que ondeaba
los susurros las cortinas de una ventana
…que era la suya. Como una apertura acristalada
cuyas gotas impregnadas eran lágrimas mías
que patentaba mi presencia en cada noche velándola.
Ensoñaba y ensoñaba cada noche desde percibí su presencia.
Me transformaba en gato negro que en la cornisa ventanal
con cierto sigilo vigilaba sus sueños
y los dirigía hacia mi corazón sentido.
En otras noches como una gárgola transformada
de reluciente marfil
tatuado de sus resplandecientes latidos
que me hacía sentirme tan vivo
e incluso como un vaho perfumado que entraba
en su respirar que al despertar sus sentidos
percibían mi presencia nocturna
duradero en todo el día.
Y deseaba que llegara la noche de nuevo..
para verla y esconderla en mi corazón
como una valiosa reliquia, un astro sublime,
centellante como un diamante en bruto…
es la esencia propia de la misma sinrazón.
Una noche, Aquella Que Quiero Nombrarla Siempre,

se invocó ante mi presencia..
o a lo mejor al revés pero eso da igual cuando
el sentir umbilical
no tiene mas que dos extremos de único sentir,
dos corazón y un único latir.
La veía, la sentía, la abrazaba, la acariciaba, la ensoñaba…

cuanta esencia de atmosfera tan envolvente de respirar.
Me invadió la paz, la intriga,
la novedad de una sensación única,
la fragancia de un elixir que saciaba mi sed…
absolutamente nadie me elevó a tan alta altura
que las nubes del cielo mismo eran tamaño de algodones
que las podía entre mis propias manos. Gravitaba y a la vez…
ensoñaba de realidad vivir.
Tenía el pelo carbonizado, despuntado,

tenia la marca en cada surco en su faz de la cara
la ilusión perdida encontrada,
tenía sus manos huesudas el temblor de no equivocarse
en sus sensaciones, divisaba la línea marcada
en sus surcos corporales
de la belleza de un trazo infinito más profundo
que la misma espiral.
Sonrisa centellante que eclipsaba
el mismo camino de Santiago,
tenía la esperanza de renacer frente a mi ser
la sabiduría de sentir también ensoñaciones auténticas
que alguna vez pensó no tener la fe
de su realidad en la existencia.
La presencié bañada de una oscura humedad
de un pozo donde era un vicio nadar
y comento que era pues desde aquel momento invocado
ese pozo se evaporó por el calor umbilical
de nuestra llama incadescente
que prendió en nuestros sentidos,
donde los segundos fueron marcados
por la realidad ensoñada tanto buscada
y desde aquel instante,
su corazón tiene la tinta de escribir la historia más viva
de su existencia en el pergamino de mi sentir.
Pero más llamó la atención de mi sentido

que todo lo que percibí me quedó ver y no mirar..
sus ojos. Frente a mi y en todas las veces
que ansiadamente deseábamos y seguimos deseando,
hiedrarnos entre nosotros tenia vendado los ojos.
Pero mis sentimientos, mi profundo ser la veía,
dibujaba sus córneas, sus iriscentes ojos
de un trazo tan sublime mucho mas centellante
y esplendoroso astro Sol.
Ella umbilicalmente me sentía paralelo a su camino,

nos encontramos en la intersección de nuestras sendas,
tan embarradas como espinosas y que como poco a poco
con la fuerza hiedrada de unos sentimientos mutuos
agarrados de las manos fuimos llegando
hacia nuestro séptimo cielo que tanto ensoñábamos.
Bien es cierto que su presencia me hizo desatarme

en su totalidad las riendas que tenían apresadas mis alas..
el levitar que sentí y ahora siento cada vez mas..
infinitamente más..es gracias a su existencia..
sus susurros, sus caricias, su permanencia en mi
en todos los sentidos,
ser primordial en mi aliento que me hace sentirme vivo,
el cobijar permanente frente a cualquier adversidad,
la fragancia dulce de sinrazón,
la elevada intensidad de mi latir,
la humedad de felicidad absoluta que desborda
por todos los surcos de mi ser,
el constante pensamiento inundan mis sentidos
que reclaman la fusión umbilical bajo
una autenticidad de sentir que jamás nadie fue capaz
de levitar…y todo es tan umbilical.
Aquel Crepúsculo del XXIII y nacimiento del XXIV

fue la forja de la historia de mi hiedrado corazón
reconquistado por un único latir..
la inmortalidad en sabor absoluto
y así ocurrió como se transformó
la invocación de la realidad ensoñada
que infinitamente siento tan umbilical
con Aquella Que Quiero Nombrarla Siempre.
Y bajo el custodio del amo del segundero,

aquellos dos caminos se transformaron en uno solo,
quemando etapas bajo la fuerza del cobijar mutuo,
ella en mi y yo en ella sumergidos
entre la luz plena que nos baña
transmitiéndonos la autenticidad del vivir
queriendo, amando, sintiendo tan único.
Y momentos hubo, reconquistando las Estaciones,

que nuestros sentidos se unificaron,
enredados entre sabanas ocultas,
entre hiedrados abrazos, fusiones únicas
y aliento reencarnado en nuestras umbilicales almas,
tatuando el alba, crepúsculo
y noches largas perdiéndonos en nuestras miradas calladas.
Para siempre se congregaron en el único latir

la fragancia de una esencia tan inmortal
que es primordial para nuestro levitar mutuo.
La representación del Todo esta escrito

en cada instante latir, pensamientos constantes
y esencia de una tea interior que nunca se extingue.
El significado pleno del absoluto sentir.
 
Apagar entonces ya el fuego fatuo que le rodeamos..

pues la llama que perdura dentro de mi
no se extingue, que cese la melodía de ese laúd
pues quiero que el silencio nos reconquisten
y que el latido hable con un único sentir..
el mío y de Aquella Que Quiero Nombrarla Siempre.
 
Ah, me preguntáis-

¿Quién es Aquella Que Quiero Nombrarla Siempre?
Es quien amo infinitamente tan inmortal..

la proclamación umbilical
de la existencia de un mundo mejor.
Tan Única y primordial.. Eres TÚ.