sábado, 13 de agosto de 2011

Réquiem : Silencios y palabras

Nos dejaste con un- ¡Hasta luego!-

una iniciación de tus profundos sueños,

que con fuerza inimitable vuelves a renacer

forjando entre las mejillas un océano de lágrimas

empapando silencios ante la imagen viva de tu mirada.


Te diviso entre el infinito horizonte tan libre de equipaje,

tan lleno de luz incandescente,

que paradójicamente te guardaste

en la oscuridad de las circunstancias que embarraron tu camino.


¿Dónde tenías ese baúl en el que guardabas tan tuyos secretos?

¡Al desempolvarlo, abriste dejando tus luchas, tus sentimientos,

tus silencios, tus pensamientos,

la cadena de tu agonía y el compartido sufrimiento!.


Nos dejaste con un - ¡Hasta luego!-,

te ensueño volar, ¡¡si, vuelas!!, como muchas veces soñaste,

y como en cada uno de nosotros, te muestras garabateando el cielo

con trazos sublimes de tu propia y hermosa esencia

de hijo, de hermano, de amigo, de un joven que sonríe,

dejando atrás las cadenas del pasado

con una profunda mirada de cara angelical sin anclado.


Estás en mí, bien lo sabes,

y me perdura la vez primera de nuestros encuentros,

como cada vez que cruzaba el umbral de tu mundo,

florecían bajo mis pies el manto de tu amistad, unión, lucha y amor,

la atmósfera envuelta de un respirar de esperanza

mezclado con el incienso quemado de una envolvente realidad.


Palabras cruzadas de puro sentir,

bajo el manto del vivir queriendo,

algunas veces hablabas con miedos mostrando,

otras con contagiada ironía invadiendo

y otras con tu cercanía lucha, con mi yo admirando.


Nos dejaste con un- ¡Hasta luego!-

Y contigo aprendí que la vida no es fácil,

que hay que superar las adversidades,

luchar con el compromiso de uno para dejarlo atrás,

y valorar el esfuerzo, aunque vuelva como una ola de mar.


Y contigo aprendí,

que el camino en la vida, siempre hay alguien,

que, como un libro abierto vivo, nos deja lecciones persistentes

a cada ser que en esta tierra nos quedamos,

que hacia el desconocido destino caminamos,

presentándose pruebas que tenemos que pasar,

las experiencias que tenemos y nos quedan por vivir.


Sigo inmerso en mis silencios,

dejándome llevar por vacíos pensamientos,

estas en ellos, y sigues presente dónde te diviso girar,

acercamiento tan presencial, dando pasos bien dados,

con tus ojos, que los recordaba mates y cansados,

ya no son entrecerrados, no están llenos de agotada tristeza,

sino de tanta luz plena, que transmites la felicidad eterna.


Nos dejaste con un- ¡Hasta luego!-

Ahora nadas tu alma en una marisma de calma y translúcida paz,

sumergida entre las idas y venidas corrientes,

empapada del amor puro de los tuyos como símiles olas

y jugueteando con el viento en perfecta armonía jamás vista.


Ahora, desde aquel puente, que en su día fue, ¡en el hoy es!,

es mi punto de encuentro para despertarte de mis adentros,

para disfrutar contigo en mi, los atardeceres más hermosos,

que escuches mis rezos más profundos y mis anhelos más íntimos.

Sensación de omnipresencia que recorre como una hiedra,

abrazando a mi ser, a través de las tablas de madera,

tatuando, a su paso, las barandillas de hierro con tu esencia.


En ese puente, donde todavía, se respira a carbón transportado,

por sus raíles como un brillo de diamantes te has deslizado,

impulsado por alas renovadas hacia el infinito lugar,

saboreando el anhelo desde la juventud: Tu Libertad.


Eres sentimiento incondicional de cada uno de nosotros

cuando nos invaden los pensamientos ante la quietud calma,

si la ría se tatúa el cielo, reflejas tu rostro en nuestras almas,

y silencioso nos acaricias el anhelo sin la presencia de tu mirada.


Sin avisar te presentas con luz palpitante y cegadora,

cobijando los profundos sueños de las personas que amas,

ofreciendo el calor de tu viva imagen como manto permanente

lleno de sentimientos al lado de ellos eternamente.


Encarnado divisas desde lo alto de la cota del inmerso infinito,

los ojos anhelados y cansados de quienes te aman,

que no cesaron de velarte empapándote de esperanza,

un universo que la contracorriente se lo llevó al mar,

naufragando los sueños que fortalecían sus almas.


Nos dejaste con un- ¡Hasta luego!-

en una tarde donde lo repentino oscureció nuestros cielos,

heredando un vacío interno cuando tu luz se entregó al aire,

y te dejaste llevar por el viento dentro de un profundo sueño,

y ese aire rendido no logrará secar la herida

tan desgarradora, tan tenue, tan dolorosa como es tu ausencia.


Rezos y oraciones que se oyen, como un rompedor acantilado,

con un fondo llorar tan símil a una inocente niña,

los ecos te llegan bañándose en un océano de lágrimas internas

percibes las palabras susurrantes de sus profundos rezos,

rogando tu fuerza, Ángel protector eterno , siempre presente en el cielo.


Cuando las noches que tu lucero centellea

sientes el escarbar buscándote en sus adentros tan somnolienta,

alimentando tu ausencia con nocturnos momentos irrepetibles

dando la espalda a la realidad meditabunda con viveza,

con tan vivas imágenes que jamás se disiparán

en el corazón, en el alma y en la nostálgica prosperidad.


Y al llegar el despertar de cada sueño contigo presente,

en ella resurge la provocación de la invencible pereza de tu ausencia,

tan gélida como repentina niebla del ocaso oeste que se despierta,

hiedrada y cómplice del tiempo que nunca se detiene en la existencia.


Ahora en pensamiento y corazón estas presente,

con la inevitable tristeza por tu ausencia,

tan adentro de los tuyos, tu viva y feliz imagen emerge

con el profundo amor, tan único que nunca perece.


Nos dejaste con un- ¡Hasta luego!-

Custodio de nuestros corazones,

destino de nuestras profundas oraciones,

tatúo éste Réquiem, en tu memoria,

dictado por el brotar de mi silencio

empapado de tus vivos momentos que emanan en los tuyos y en mi ser.

Siempre conmigo , siempre con nosotros y.. ¡Hasta luego JL!



"Los momentos más oscuros de nuestras vidas no deben ser ni enterrados ni olvidados; más bien son un recuerdo que debe permanecer para servir de inspiración y recordarnos la fortaleza del espíritu humano y nuestra capacidad para soportar lo intolerable."