
Ante el crepusculo de lo interminable
Salto avanzando entre sin razones
La emergente oscuridad donde alzan
Mis alas con el calor cobijado en ti muy en ti.
Me pregunto a solas con la muerte merodeada
La pureza como alimento umbilical de mi alma
Resonando los gritos internos de la liberación
tanta se apresaba mi alma sin perdición eterna
Allí divisó el ardor increible de tu esplendor.
Sonrisa marfileña y sangrante como la mirada fija
Brillantes ojos como dos lunas resplandecientes
Tus manos huesudas tatuadotas de la ternura
Con la piel erizada del sentir de la plena savia.
Diviso ante mis ojos como la niebla me acariciaba
Cada surco de tu cuerpo encarnado de la plenitud
La luz cegadora me mostró el sabor de la eterna juventud
Donde levité al beberte succionandote los poros en tu mirada.
Y hiedra entrelazada fueron nuestros cuerpos
Emitiendo el rugir del fiero y salvaje viento
Nuestros susurros eran dominantes del tiempo
Atrás quedaron enterrados el caos del inframundo miedo.
Hacia el séptimo cielo eterno y no etéreo
Alza mis alas cada impulso de fuerza
Partieron de ti la realidad donde soy dulce preso
Y nuestros umbilicales labios ardientes perduran la llama de lo eterno
Inmortalidad bendita y deseada
Ensueño real emergido de sabor labial
A pesar de las distancias profundamente saborea mi paladar
Yendonos absolutamente hacia el mundo que siempre ansiamos llegar.